Uno de los efectos no deseados de la aplicación de plaguicidas y herbicidas en la agricultura es la contaminación de los acuíferos, ya que el plaguicida es arrastrado por el agua de riego o con la lluvia a lo largo de la superficie del suelo (lixiviación). Reducir esta contaminación pasa por ajustar al máximo la dosis de herbicida o plaguicida pero evitarla es complicado ya que, antes o después, el agua arrastrará el compuesto químico. Otro problema es que al dispersar los plaguicidas por fumigación se volatilizan parte de sus moléculas. Si no se cumplen estrictas medidas de seguridad, las personas que utilizanlos compuestos quedan expuestas a los efectos neurotóxicos de algunos de estos productos, especialmente si se trata de cantidades grandes de producto aplicadas de forma repetida.
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